Wednesday, November 2, 2011

EL DIOS DE LA BIBLIA VS EL DIOS DEL HUMANISMO

Es importante entender que un cristiano no puede ser un humanista. Existen aquellos que claman ser “humanistas cristianos” o “humanistas religiosos”. Pero el humanismo y el cristianismo no son compatibles. Paul Kurtz, ex editor de la revista The Humanist, abordó el asunto del “humanismo cristiano”, y observó: “El humanismo, en algún sentido razonable, no se puede aplicar a uno que todavía cree en Dios como la fuente y Creador del universo. El humanismo cristiano sería posible solamente para aquellos que están dispuestos a admitir que son humanistas ateos. Con seguridad esto no se aplica a los creyentes intoxicados de Dios” (1973, p. 177). El escritor humanista Corliss Lamont fue más lejos al decir: “Pasando al Nuevo Testamento, podemos ver claramente que su teología, si es tomada literalmente, es muy foránea para el punto de vista humanista” (1977, p. 50).

El humanismo y el cristianismo son sistemas mutuamente exclusivos y diametralmente opuestos. El humanismo declara que la materia es eterna, que Dios no existe, que el hombre y su entorno son el resultado de fuerzas evolutivas, que las éticas son situacionales, que nadie puede conocer una verdad absoluta, que no existe la vida después de la muerte, que los puntos de vista de la salvación son ilusorios y dañinos, que el hombre es la cosa más importante en el Universo, que el hombre no tiene alma, que el Cielo y el infierno no existen, y así sucesivamente.

Por otro lado, el cristianismo enseña exactamente lo contrario a estas cosas. La Biblia habla frecuentemente de un Dios eterno, un alma inmortal del hombre, el Cielo, el infierno, una salvación prometida y planeada, la naturaleza absoluta de la Verdad, el hecho de que las morales están basadas sobre un estándar objetivo, et.al. Lamentablemente, los humanistas fracasan en comprender una de las verdades más grandes—que el “temor de Jehová” es tanto el “principio del conocimiento” (Proverbios 1:7 [Versión Antigua de Las Sagradas Escrituras]) como “el principio de la sabiduría” (Proverbios 9:10). La sabiduría verdadera está en Cristo (1 Corintios 1:30). Él únicamente es el camino, y la verdad, y la vida, y nadie viene al Padre, sino por Él (Juan 14:6). Su Verdad es la que nos hará libres (Juan 8:32) y nos protegerá de las “filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres” que pueden destruirnos (Colosenses 2:8).

Es el sistema cristiano el cual pone al hombre en su lugar apropiado en el Universo—como un ser especialmente creado (Génesis 1:26,27) menor que Dios (Salmos 8:4,5). El hombre no ha “surgido del limo”, como enseña el humanismo, sino en cambio ha “descendido del Cielo”. Además, el cristianismo enseña correctamente que la ética no es situacional, sino que siempre debe estar basada sobre la Palabra de Dios, ya que en esa Palabra encontramos “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad” (2 Pedro 1:3). Lejos de ser situacional, el sistema ético de la Biblia es gobernado por la revelación provista por el Creador. Las prohibiciones contra muchas cosas que el humanismo enseña (el divorcio, la homosexualidad, la actividad sexual extra-matrimonial y prematrimonial, et.al.) aparecen frecuentemente en el texto inspirado por Dios (1 Corintios 6:9-19; Romanos 1:26-32; Mateo 5:27; Mateo 19:9; Génesis 2:24, et.al.).

La sabiduría que el hombre valora tanto, Dios a menudo la desecha (1 Corintios 3:19-21; 2:6; 1:19-21). La Biblia nos insta a orar a menudo (1 Tesalonicenses 5:17), con la seguridad de que seremos escuchados por nuestro Dios (Mateo 7:7,8). El humanismo niega estas cosas. La Biblia nos advierte que “la amistad del mundo es enemistad contra Dios” (Santiago 4:4), y en cambio nos promete “vida...en abundancia” (Juan 10:10) a través de Cristo. Jesús mismo prometió vida eterna para aquellos que fueran fieles a Dios (Juan 17:3; Mateo 10:32,33; Juan 14:1-3, 23,24).





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